sábado, setiembre 24, 2005

Perfume de feto

Siempre quedan restos en los bolsillos. Resaca de migas. Las de julio, las últimas.


Procuro esconderme. Soy un ser desapercibido, transformado en una hormiga liliputiense que quiere descansar en paz. Las sombras son gigantes deformes, arrastrándose por el piso de moquet. Pequeños pasos sin reverberar, maquillados por la música de lavaplatos, escondido tras cañas de bambú.
Hoy estoy atrás de tu mirada, justo hacia donde tu nuca quiere ver. El sueño es pacífico y los mosquitos juegan a posarse en la boca de los tiburones. Y es en el momento de calma más sublime, en cada nota de violín sostenida en el tiempo cuando tus pupilas oscuras se dibujan en mi frente. Y es ahí cuando aparece el aroma, el perfume que atrapa con grilletes a mi razón, desde hace ya más tiempo del que se podría recordar.
Y atrás del perfume, nube verde amenazante que se ciñe sobre mí, detrás de esa mancha voraz que destruye cualquier barrera de cariño a su paso, detrás venís vos, con el vestido de fiesta de los domingos, puro y casto como una virgen que es llevada a su cajón. Al cajón inmenso, solitario, con la única compañía de tus espejos.
Yo me muevo tras las hojas, pequeños arbustos que se mimetizan conmigo. Estoy estático, como el farol amarillo cuando era testigo de los abrazos sin razones. Las venas se inflan y comienza a moverse la sangre, en un golpeteo frenético e incesante. Puedo sentir la yugular hinchada de borbotones, de cúmulos de materia descansada que se pone en movimiento. Con ellos se mueven pedazos olvidados, restos putrefactos que esperaban el momento del escape, de la expulsión eterna.
Te acercás lentamente. Cada paso es congelado y dividido en una sucesión de fotografías inanimadas, gélidas, sin más sentir que el provocado en mi cámara de repeticiones. El suelo te impulsa hacia arriba. Quiere llevarte alto, lejos, hasta una estrella que te permita ver el mundo cuando vos no estás.
Cada segundo es una presencia que llena la habitación, donde los resquicios respiran bálsamos cálidos de tu cuello. Intento que esas gotas rocen mis labios, para beber sin sed del rocío que quema el pasto a la mañana, cayendo como mantra sobre las reses solitarias. Las pocas gotas se diluyen suave en la comisura, reseca, olvidada de sabores agridulces, los que vos llevás.
Busco un arbusto más grande, para poder sentir que estoy más cerca. Las ramas con púas, raspando mis mejillas encendidas en fuegos del demonio. Desde ahí puedo controlar tus movimientos ondulantes, hipnóticos. Los mismos que me arrastraron tomado desde la punta de la nariz, para pasearme por charcas enlodadas y ciénagas infectas.
Vos te sentás frente al espejo, la espalda siempre recta y el gesto perfecto, peinando tus crines trigo con gesto señorial, casi monárquico. Yo me vuelvo feto, una diminuta bola que late detrás de unas hojas, rogando no ser vista.Y luego duermes, impávida con la sonrisa pegada al rostro como un calco indeleble. Y yo me consumo, transformado en dulce charco que esquivarás a la mañana, en tu camino diario hacia ninguna parte. O hacia todas, que suele ser lo mismo.


26 de julio de 2005

Comments on "Perfume de feto"

 

Blogger Ligustrino Campana said ... (4:32 a. m.) : 

Chin chin. Rincón oscuro donde se esconden los ojos que aprecian lo inalcanzable de un par de hombros. Un par de ojos, un par de orejas, una sola boca que tanto puede costar. Tanto que hace sentir a uno el ser más alfeñique de la Tierra. Salú y lupas electrónicas, destellos de luz spot hacia los rincones solitarios.

 

Blogger Noctiluca said ... (6:42 p. m.) : 

Con el verdugo sobre mi cuello, lo felicito, esto está muy muy lindo.
Le mando más brillitos* y "el sol en la frente" para que el tacho a contraluz se volatice... con los latidosº del feto.
Salud! muy bien.

 

Blogger Usagi said ... (8:51 p. m.) : 

parece que nadie noto estas ultimas notas... que loco el antes y despues.. pero sirve claro que sirve... eso dice mi psicologo...Igual aunque no justifica el hecho sigue siendo hermoso lo que escribis...

 

Blogger Jean Georges said ... (2:35 a. m.) : 

Ligustrino: gracias amigo, le pido un par de rebotes, para allá en el rincón, usted que sabe mirar a través de mis cavernas negras.

Noctiluca: el verdugo muerde, muerde fuerte. Pero no le deja marcas. Yo supe tenerlas, pero aprendieron a cicatrizar. Y se tomaron un barco al desierto más cercano, donde quieren morir deshidratadas, sin licores.

Usagi: no es esquizofrenia, es simple contraste, y ver que a veces si llevo la escalera para ver al otro lado del murito.

 

Blogger Noctiluca said ... (2:41 a. m.) : 

hola,
tenerlas? por?
De limón para mi, dos copitas.
*

 

Blogger Noctiluca said ... (2:13 a. m.) : 

Estaba releyendo este. Es muy bueno de verdad. Diría uno de los mejores suyos que llegué a leer.
Es impactante.

 

Anonymous Anónimo said ... (4:27 p. m.) : 

Primero quiero pedirle disculpas porque ha quedado muchas veces mi coment publicado en martillando años con asiento propulsor pero la computadora no es mi mejor amiga no nos entendemos y anda muy mal en otro momento le contare mis problemas respecto de la tecnologia ahora quiero decirle que ud no tiene por que pedirle disculpas a "nan" (a menos que tenga cola de paja) si ella se quiere hacerse cargo de sus palabras aya ella y si lo ha lastimado descarge que hace bien todos cometemos errores lo importante es aprender de ellos ahora ya no vuelva al pasado que es como correr tras el viento...
La Pequeña Anonima

 

Blogger Fer said ... (11:39 a. m.) : 

Mi estimado Jean Georges, ultimamente ando cargado de trabajo y tengo poco tiempo para pasearme por los blogs, pero recurrir al suyo es inevitable. Tienen sus letras las misma atracción que una flama para un polilla.
¿Seré muy repetitivo si le digo que este post en especial me ha gustado mucho?
Saludos.

 

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No te tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella.