Australiamente
La cápsula te cubre. Te rodea y no puedo acercarme. Es un vidrio frágil, pero se que mis pocas fuerzas no bastan para romperlo. Entonces me quedo mirando, contemplando esa hermosa pecera que te contiene. |
Bienvenidos al Asilo de las Ideas Abandonadas. Junto a la puerta verá un perchero: cuelgue allí su cerebro. Ahora, una vez liberado de la carga inútil, dedíquese a pasear entre la escoria salida de la mente de alguien, muy similar a mí pero no del todo igual. Y griten. Fuerte. Los puedo oír.
A veces me río. Entonces pienso que floto por ahí. Buena excusa para alejarse de la fetidez que me rodea.
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La cápsula te cubre. Te rodea y no puedo acercarme. Es un vidrio frágil, pero se que mis pocas fuerzas no bastan para romperlo. Entonces me quedo mirando, contemplando esa hermosa pecera que te contiene. |
fugado del cerebro de Jean Georges cuando eran las 6:57 p. m.
© 2006 Thur Broeders
Comments on "Australiamente"
Es como la mirada del dios cristiano a una de sus mezquinas creaciones.
Te agregue a Bloglines, quiza no comente pero sigo leyendo. Me gustan mucho tus textos.
Saludos.
Ese "sé" viene del verbo saber; va con tilde.
Lo que usted mira Jean Georges es a mi dentro de mi escafandra. Todos mirando hacia mi pecera. Buen fin de semana para usted
como el pececito dorado, justo justo como a él
Es una adivinanza parecida a las que me hacía tía Nilda. Ella siempre fue muy de hacer ese tipo de cosas, de retorcer las mentes de los niños y espantarnos con sus bromas sin solución. Por eso en mi cabeza nunca paró de rebotar la siguiente pregunta: ¿qué carajo tenían adentro las bolitas, las canicas? ¿Un pedazo de lechuga? No lo sé, no lo sé.