Bienvenidos al Asilo de las Ideas Abandonadas. Junto a la puerta verá un perchero: cuelgue allí su cerebro. Ahora, una vez liberado de la carga inútil, dedíquese a pasear entre la escoria salida de la mente de alguien, muy similar a mí pero no del todo igual. Y griten. Fuerte. Los puedo oír.
A veces me río. Entonces pienso que floto por ahí. Buena excusa para alejarse de la fetidez que me rodea.
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fugado del cerebro de Jean Georges cuando eran las 6:00 a. m.
© 2006 Thur Broeders
Comments on "Rapsodia para el abuelo"
Esa peli no la ví y estoy re perdida... pero hago honor a mi nacionalidad y hablo sin saber del tema!
Cuando la gente ya no está la queremos ver porque sabemos que no está... buscamos lo que no tenemos...
Me gustaría apesar de que soy maricona y de que no creo en los espíritus encontrarme que algún ser querído mientras espero el colectivo...
Yo tampoco la vi :S
Pero vi su comment en mi blog y no resistí la tentación q venir a chusmear un poco por aki.
Como usted me dijo..."no leyemos" ;)
No sólo hay que aprender a verlos, y tampoco son tímidos.
Son de los más traviesos y la pasan chancho desde ese otro plano desde donde les parecemos más recuerdos que seres vivos.
Hay que aprender a sentirlos, supongo, si uno quiere creer en ellos.
Por mi parte, nada. Que uno se muere y se le apaga la tele y nada ni de almas ni de túneles de luz.
Nada. Zapirunio.
Pero como me dijeron hace un rato: uno también es lo que cree.
Lo que sea que eso signifique.
¿Cómo sabes si a los muertos no les gusta que los vean si tu jamás has muerto?
(¿o sí?...)
chachachachannnnnn