Aramis
No te toco, pero siento tu pecho tronar. No te escucho, pero recuerdo tu paciencia de Buda. No te huelo, pero permanece tu prolijidad clínica. No te veo, pero ya no es necesario. |
Bienvenidos al Asilo de las Ideas Abandonadas. Junto a la puerta verá un perchero: cuelgue allí su cerebro. Ahora, una vez liberado de la carga inútil, dedíquese a pasear entre la escoria salida de la mente de alguien, muy similar a mí pero no del todo igual. Y griten. Fuerte. Los puedo oír.
A veces me río. Entonces pienso que floto por ahí. Buena excusa para alejarse de la fetidez que me rodea.
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No te toco, pero siento tu pecho tronar. No te escucho, pero recuerdo tu paciencia de Buda. No te huelo, pero permanece tu prolijidad clínica. No te veo, pero ya no es necesario. |
fugado del cerebro de Jean Georges cuando eran las 3:35 a. m.
© 2006 Thur Broeders
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